Lord Radcliffe decide que el matrimonio con una rica heredera de provincias es lo que necesita para salvar el patrimonio familiar, acechado por los acreedores, siempre que logre hacerle entender a su nueva esposa que el amor no entra en sus planes.
Parece que los dos están de acuerdo en mantener una convivencia sin sobresaltos, hasta que Michael empieza a descubrir sus sentimientos y todo toma un nuevo rumbo.