Con su primo fuera de juego en cama por un tobillo roto, Lee accede a ayudarle y combinar unas vacaciones en la playa con algo de trabajo de campo para investigar un faro embrujado. El que su primo acceda a pagarle por las vacaciones convierte un ridículo tour de fantasmas en algo soportable, eso desde luego. El plan de Lee es terminar rápidamente el trabajo y después pasar el resto de su tiempo rodeado de sol, arena y toda la sangre y el sexo que un vampiro puede soportar. Pero el atractivo empleado de hotel que elige resulta ser de todo menos un aperitivo fácil.