A James Matthew Barrie lo conocemos por su personaje Peter Pan. Seguramente, Peter Pan jamás hubiese existido de no ser por unos niños que el autor conoció en los jardines de Kensington en Londres: los hijos de Sylvia Llewellyn Davies. «Tío Jim», como lo llamaban estos niños, acompañaba a la familia en las vacaciones, e inventaba historias y juegos que sirvieron de inspiración para sus relatos y obras de teatro. Cuando murieron los padres de los chicos, Barrie los siguió ayudando hasta que, no como Peter Pan, se convirtieron en adultos. Apasionado del críquet, creó un equipo de aficionados con sus amigos, los escritores Arthur Conan Doyle, Rudyard Kipling, G. K. Chesterton y Jerome K. Jerome.