CIELO", J. C. Ryle nos introduce en el tema del cielo con un breve relato de esa regiÃģn divina de labios del propio Cristo. Edward Donnelly describe bellamente el cielo mismo como el lugar de la gloria de Dios. Paul Helm nos muestra que, basÃĄndose Únicamente en las Escrituras, el cielo es redentor, fijo y definitivo. Pocas personas han tenido el gran don de describir las cosas de Cristo con tanta belleza como Charles Spurgeon. Su visiÃģn de la VisiÃģn BeatÃfica y la gloria de ver a Cristo deberÃan avivar el alma anhelante con una esperanza viva. El cielo, ese lugar de la gloria de Dios, es un mundo de amor, dice Jonathan Edwards, un lugar donde, en el amor, todos estaremos llenos de la plenitud de Dios. Thomas Brooks continÚa donde lo deja Spurgeon, ampliando la gloria de nuestra experiencia con Dios el Padre y Cristo el Hijo: ÂĄla mejor y mÃĄs selecta presencia de Dios y de Cristo estÃĄ reservada en el cielo! Thomas Reade enriquece nuestros corazones con meditaciones sobre el cielo. Medita aquÃ, amigo, y enciende tu corazÃģn con la esperanza que nos espera. ÂŋCuÃĄl es tu visiÃģn del cielo? ÂŋSon tÚnicas, arpas y sentarse en las nubes para siempre? Derek Thomas pinta una imagen bÃblica desafiante del nuevo cielo y la nueva tierra. Edwards, en un segundo artÃculo, nos dice cÃģmo buscar ese bendito mundo del amor y cÃģmo evitar el infierno, el mundo del odio. Y por Último, completamos nuestro viaje a la Ciudad Celestial con un fragmento de El progreso del peregrino, de John Bunyan.