Esta novela trata sobre la lucha desde los tiempos de la conquista por la democracia, la libertad y la paz que han experimentado los pueblos latinoamericanos. A travÊs de los tiempos, la mayorÃa de estos pueblos han experimentado la explotaciÃŗn y represiÃŗn a manos de fuerzas opresoras extranjeras y nacionales. Esto ha llevado algunos de estos pueblos a recurrir a la revoluciÃŗn armada como Ãēltima alternativa para alcanzar la democracia, la libertad y la paz. Desafortunadamente, estos pueblos han descubierto que la violencia no es el camino apropiado para encontrar la liberaciÃŗn.
Un dÃa muy confundido y preocupado de ver el camino que habÃa tomado la revoluciÃŗn, Juanito decidiÃŗ ir a la biblioteca y retirÃŗ varios libros para conocer mÃĄs la ideologÃa que El Estado, los ideÃŗlogos y los lÃderes del partido en el poder imponÃan sobre la poblaciÃŗn. Entre mÃĄs leÃa sobre aquella doctrina, menos entendÃa cÃŗmo era posible que una ideologÃa cuya filosofÃa hablaba y promulgaba la liberaciÃŗn del ser humano, a la hora de la prÃĄctica convirtiera en esclavos y dogmÃĄticos a toda la poblaciÃŗn. La doctrina y los adoctrinadores caminaban caminos diametralmente opuestos. La doctrina decÃa una cosa y los que trataban de ponerla en prÃĄctica hacÃan otra. Los demagogos hablaban de libertad y ellos mismos eran esclavos de su propia doctrina enajenante y seguÃan obligando al pueblo a ser esclavo.
-Es una desgracia tener que pasarse la vida en silencio sin poder decir lo que uno piensa porque si lo hacemos nos meten a la cÃĄrcel, nos torturan, nos mandan al exilio o simplemente nos acribillan frente a un paredÃŗn-pensaba Juanito. -Yo no puedo vivir asÃ-decÃa-. ÂŋDe quÊ valiÃŗ que miles de compaÃąeros perdieran sus vidas en feroces combates contra el enemigo? . . . ÂŋDe quÊ valieron todos aquellos aÃąos metidos en la montaÃąa con la espalda mojada, cansados, ahuevados, durmiendo en el suelo, enfermos, con el lodo hasta la rodilla, aguantando frÃo y hambres? . . .
âYo no puedo vivir bajo un sistema que me obliga a aceptar dogmas y una doctrina sacada de los fantÃĄsticos sueÃąos de un viejo tejedor de sueÃąos. Yo no tengo por quÊ aceptar doctrinas enajenantes, filosofÃas huecas o mitos . . . Yo no puedo vivir con una mordaza en la boca, una venda en los ojos, grilletes en las manos y una cadena de hierro en mi mente. Yo ya me cansÊ de toda esta carajada. Voy a salir y gritar a los cuatro vientos todo lo que siento. TambiÊn le voy a decir a mis familiares y amigos que hagan lo mismo . . . , que no se queden con nada por dentro. Aunque me metan en una celda frÃa y acaben conmigo a palos, yo voy a decir lo que pienso-acabÃŗ diciendo Juanito-.
BR> Esa misma tarde, Juanito tomÃŗ una hoja de papel y le escribiÃŗ una carta a Juventino, el hijo mayor de su hermana Rosaura, quien para entonces ya estudiaba en la secundaria del Liceo JosÊ MartÃ. En aquella carta, Juanito le aconsejaba a su sobrino: Nunca dejes que otros manipulen tu vida ni tu mente. MantÊn los ojos abiertos y nunca dejes que otros te impongan sus ideologÃas, doctrinas, dogmas, o mitos de los cuales tÃē no eres simpatizante ni entiendes. PrepÃĄrate y siempre defiende tu punto de vista. No seas como aquellos que no son ni chicha ni limonada. No seas como esas barcas o el cometa que se deja llevar por el viento. Si no estÃĄs de acuerdo con lo que hacen tus gobernantes, pues dilo y ya. Habla . . . , no te quedes callado porque lo que uno guarda en el pecho poco a poco te sofoca hasta dejarte inerte en el lecho. Dicho y hecho. Libera tu mente y tu ser . . . , ten fe en lo que haces, camina con determinaciÃŗn, se lo que tÃē quieras ser sin importarte el que dirÃĄn, respeta los derechos de los demÃĄs, mantÊn la mirada puesta en el futuro y muchas cosas buenas vendrÃĄn con el estudio y el trabajo.â
Dos dÃas despuÊs como a eso de las cuatro de la tarde, Juanito fue al parque situado frente a la catedral en la ciudad capital, se subiÃŗ sobre una banca de c