Lecturas cronométricas, farandulización de la política, decreciente financiación del medio, tapas que simulan una varieté circense; y en aquel universo, Javier, un redactor ordinario que acusa el deber ético de rendirse, asumir su rol en el diario La Arista y abocarse a la tarea de producir contenido para esa masa amorfa de lectores. Pese al sometimiento social de la rutina, asumiendo la forma de un extraño maletín, el acto de creación ex nihilo se revela como lo que siempre será: una forma sustancialmente inusual de patear el tablero ante el repertorio de insignificancias seriado que produce el diario. Pero, ¿cómo escapar ante lo inevitable? Semejante crisis contamina todo lo que toca, incluso la creación se anima a naufragar hacia esos universos alternos en los que el protagonista se sumerge con el único fin de indagar, de comprender su presente e hilar los indicios que podrían llevarlo a esos extraños finales lejanos, inconclusos, sordos, grises, carentes de toda humanidad.